sábado, julio 08, 2006

La Riqueza del Hombre

Un día un hombre común y corriente se encontraba sentado frente a la chimenea de su casa, se encontraba rodeado de muchos bienes materiales, buenos muebles, una cama confortable donde descansar, un refrigerador lleno de buena comida para todos los gustos. Había luchado toda su vida para tener lo que actualmente poseía, prueba que se le presentaba la cumplía superando todas las expectativas, en fin era un ser con plenas capacidades, hasta que un día, sentando frente al fuego de la chimenea, sintió que le faltaba algo… más bien le faltaba alguien, para poder compartir todos sus triunfos y alegrías además de las amarguras típicas de la vida diaria. Se dio cuenta que había centrado toda su vida buscando algo que no le daban los éxitos materiales, toda su vida había estado buscando una persona para amar y sentirse amado. De pronto los éxitos no le parecían tan importantes, las medallas y trofeos logrados en su juventud no le llamaban la atención, “¿Quién soy en realidad?” se preguntaba intensamente sin encontrar la respuesta que esperaba, hasta el que sueño lo empezó a vencer y optó por ir a su cama a descansar, en esa cama tan grande y fría que no era capaz de ofrecerle nada de lo que de verdad necesitaba. Unas ves dormido tubo un sueño revelador, se vio como una persona diferente, casado y con hijos, con deudas que no le permitía darse los lujos a los cuales estaba acostumbrado, al principio pensó que era una pesadilla y no quería nada más que despertar de ella. En ese sueño realizaba un trabajo que no le gustaba, con jefes odiosos y compañeros de trabajo envidiosos, al regresar a su casa esta era diminuta en comparación a la que tenía en su vida real. Ahora pedía a gritos despertar de esa pesadilla, hasta que de pronto uno de esos hijos que tenía en el sueño le dijo “Papá! Papá! Mira lo que he dibujado”, el pequeño no tenía más de cinco años de edad, llevaba entre sus manos un pedazo de papel, y allí había dibujado a su familia completa; su papá, sus hermanos y su madre, fue allí cuando le dijo con ojos llenos de alegría “Feliz día papá! Te quiero mucho!” y le dio un abrazo grande y fuerte. Cuando despertó de ese sueño lo hizo llorando, ya no quería que lo despertaran, deseaba con todo su corazón el volver a soñar con esa familia tan hermosa, con ese trabajo que requería gran esfuerzo por parte suya pero necesario para mantener a esa familia. Entendió que en realidad las cosas materiales no importaban en comparación a la felicidad que otorga el cariño de una familia.
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Muchas veces nos concentramos en almacenar y almacenar supuestas riquezas, nos dedicamos a ver la belleza y la importancia de la vida en las cosas materiales, despreciando el verdadero valor de la vida... tener una familia. No todo el mundo tiene una segunda oportunidad de poder ver lo que se está perdiendo, algunos llegan hasta el momento de su muerte para poder darse cuenta de que han desperdiciado su vida por un camino erróneo. Te invito a que por un momento medites sobre las verdaderas riquezas.
Muchas gracias por tu lectura, nos vemos en otra ocación ;)
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1 comentario:

VIANELA GONZALEZ dijo...

La RIQUEZA DEL hombre no solo se encuentra en una familia, sino que esta más allá. La Satisfacción Y Necesidad más intensa solo la puede cubrir nuestro Señor Jesucristo; porque tenemos un vació en el corazón tan grande, que es del tamaño de Dios. No existe una Paz tan Extraordinaria, ni un Gozo mayor que se pueda disfrutar tan intenso y de manera tan Maravillosa, como tener una relación intima y personar con el Padre de Nuestro Señor Jesucristo. ¡EXHORTO A CADA PERSONA A QUE CLAME A EL Y SE DEJE LLEVAR DE SU BRAZO EXTENDIDO Y DE SU DULCE LLAMADO, QUE NOS HACE CADA DÍA!